A los presidentes chinos les gusta mucho conseguir refranes y proverbios habituales. Cuentan que Felipe González aprendió de Deng Xiaoping aquel que afirma: “Gato blanco o gato negro, da lo mismo, lo esencial es que cace ratones”. En el día a día de la política se puede estudiar bastante de la vieja sabiduría china. Ciertas expresiones o oraciones, como las referidas a los tigres de papel, tienen la capacidad de retratar cosas que aparentan ser una amenaza pero, de todos modos, son inocuas o inocuas. A Mao Zedong le agradaba usar la oración de los felinos para detallar al imperialismo americano. Creía que todos y cada uno de los retrógrados eran tigres de papel, supuestamente fuertes y poderosos, pero de todos modos espantadizos y carentes de garras. En el planeta de la política abunda esa clase de tigres.
Proseguí con suma atención el mensaje navideño que el president, Pere Aragonès, nos leyó desde la Biblioteca de Cataluña. He meditado bastante sobre ello. Me pareció inoportuno tanto por su contenido como de momento político en que fué verbalizado. El país no está para gracietas. Llegué a la conclusión de que los republicanos no soportan como es debido la presión de la CUP y Junts, les falta entereza. En día de canelones Aragonès volvió a la carga con el tema del referéndum y nos emplazó nuevamente a recorrer la vía canadiense. En su monólogo – tal y como si se tratase de la señora Maisel de la serie, pero sin felicidad— demandó compromiso a todos y cada uno de los partidos para aprobar los capitales de la Generalitat gratis et amore. Tristemente, en relación a las cuentas, en el papel de servicios del president solo constan unos cuantos acuerdos con guiños a los comuns y poca cosa mucho más. Poco mérito hay en ese acuerdo. Ustedes ahora saben, el de Jéssica Albiach es un conjunto parlamentario pequeño y siempre y en todo momento presto a ocupar sucesos en lugar de 4 carantoñas. Les va en ello la supervivencia política.
Ya que bien, más allá de que la multitud mucho más prudente del país, hombres de negocios, sindicatos e inclusive predominantes medios, recomiendan a Esquerra pactar las proposiciones de Salvador Illa, los republicanos se resisten. Pero la vida fluye y a ERC le llegó el instante de la realidad, la prueba del nueve a la que se debe de combatir un administrador político si desea gobernar con solvencia. ¿Pragmatismo o postureo persistente? Esa es la cuestión. Y en esta situación asimismo le llega el momento de deshojar la margarita al PSC. Los socialistas van a deber elegir en último término qué llevar a cabo y de qué manera llevarlo a cabo. En el haber de Illa consta un procedimiento opositor respetuoso, constructivo, con inmensidad de llamamientos a la concordia y el pacto. En materia presupuestaria son conocidas sus demandas en el campo de la actividad económica y en el lote de las considerables infraestructuras. Si los capitales fallan por la escasa cintura del Govern, no será creíble echar las culpas al primordial partido de la oposición. De nada sirven los editoriales buenistas de ciertos medios y los llamamientos a la sensatez de los subvencionados. Si el Ejecutivo catalán se obsesiona y inhabilita por el qué afirmarán sus contendientes independentistas, la cosa se va a poner bien difícil.
Pere Aragonès y su Gobierno son una versión posmoderna del tigre de papel de los chinos. En el momento en que les es conveniente sacan el espantajo de la autodeterminación y el referéndum para asustar a contrincantes y dar de comer a sus bases; despiertan la furia de la España profunda y sobre ella procuran reiniciar la espiral de los pésimos rollos. Ese seguir por el momento no cuela. Va en tantas ocasiones ese cántaro a la fuente que resulta conveniente romperlo. Salvador Illa puede llevarlo a cabo. Comparto la proposición de mi amigo Toni Bolaño en el momento en que asegura que “si Aragonès desea capitales deberá arremangarse”. En La capital de españa ahora pasaron la página de las cuentas, la legislatura de españa tiene su lógica y en periodo de tiempo electoral no resultan convenientes las mezclas. Con solo 33 miembros del congreso de los diputados los republicanos ni son fuertes ni están para rugidos. Si comunican, como hicieron Junqueras y Aragonès, regresar a la agitación y publicidad del pasado hay que pensar y obrar consecuentemente. Salvador Illa ganó las selecciones y en sus manos está apaciguar las pulsiones cainitas de los tigres de papel a la catalana.