La enésima aventura empresarial de Enrique Bañuelos ha acabado en catástrofe… asimismo. El desarrollador sueco de automóviles eléctricos Inzile ha pedido formalmente la declaración de certamen de acreedores, poco mucho más de un año una vez que el empresario aceptara una mayoría del capital mediante QEV Technologies. Esta sociedad es una parte del consorcio que ha anunciado la única iniciativa para ocupar y desarrollar las instalaciones de la Región Franca que abandonó Nissan a fines de 2021.
La novedad, confirmada por Inzile en un aviso oficial, llega tras un genuino martirio bursátil durante 2022, año en que la compañía, que cotiza en el mercado sueco de compañías desarrollandose, se dejó cerca del 90% de su capitalización.
Vencimiento infringido
Tras la petición de certamen, realizada frente al Tribunal de Distrito de Estocolmo, la administración de Inzile quedó a cargo del letrado Karl Bjkörlin, que forma una parte del gestor concursal Cirio Advokatbyrå, designado por el tribunal para tutelar el desarrollo de quiebra.
Los terrenos de la planta de vieja Nissan, ahora clausurada, en la Región Franca de Barcelona / NISSAN
El hecho que generó por último el certamen fué el vencimiento de un préstamo puente por un montante de 50 millones de coronas suecas, algo mucho más de 4,5 millones de euros, que la compañía no pudo asumir mediante una refinanciación, como es frecuente en este género de créditos, concedidos en un corto plazo para emprender una operación específica.
Exclusión de bolsa
La frágil situación financiera de Inzile, sobre la que los auditores ahora habían expresado serias inquietudes, había causado algunas tensiones en el consejo de administración, que derivaron la semana pasada en la marcha del vocal Leif Lindqvist.
Como desee que el consejo de Inzile quedó en cuadro, el supervisor del mercado sueco en el que cotizaba Inzile, que forma parte al conjunto Nasdaq, puso a la compañía bajo supervisión. Desde el pasado viernes no volvió a atravesar operaciones para marcar precio, que se quedó en 2,06 coronas suecas por acción. Con la quiebra, los títulos de Inzile quedan excluidos de la bolsa.
Inquietudes y desplome
Nada que ver con el valor sobre 26 coronas que marcaba Inzile antes de la llegada de Bañuelos al capital. Cabe rememorar que apareció en el conjunto por medio de una ampliación de capital inversa. O sea, Inzile llevaba a cabo el desembolso de la operación si bien, más tarde, era QEV Technologies la sociedad que figuraba como accionista mayoritario, con la opción de consolidar las cuentas de la sueca en sus desenlaces.
Se trat de un movimiento legal pero muy complejo y complejo y que, desde el primer instante, levantó las supones de los auditores. No tardaron en confirmarse en el momento en que comprobaron que la maniobra se había realizado sin que el consejo de administración del desarrollador nórdico de pequeños automóviles industriales eléctricos hubiese pedido el preceptivo informe de un especialista sin dependencia sobre la opinión de los activos.
Comienzo del ocaso bursátil
Fue verdaderamente entonces, en el momento en que la cotización de Inzile superaba la cota de 24 coronas por título, en el momento en que empezó el ocaso bursátil y financiero de Inzile, del que escaparon los inversores en masa y que fue inútil de recobrar la seguridad. Desde los últimos días de abril, los ásperos descensos fueron una incesante.
Tras consecutivos cambios en el consejo de administración, cuyo puesto de primer ejecutivo siempre y en todo momento fué ejercido en estos últimos tiempos por personas de seguridad de Bañuelos, la compañía vivió un último episodio especulativo en el mercado en el momento en que se conoció que el consorcio del que forma parte QEV había anunciado la citada oferta por el complejo industrial de la Región Franca.
Adjudicación en desarrollo
El episodio de la quiebra de Inzile añade indecisión sobre una iniciativa donde la existencia de Bañuelos crea no pocos recelos. Exactamente, el desarrollador sueco se encontraba llamado a ser entre los personajes principales del emprendimiento ya que se encontraba sosprechado que dispusiese de un espacio de cara al desarrollo de las pequeñas furgonetas que genera.
La resolución por la parte de la mesa de contratación del Consorcio de la Región Franca de Barcelona aún no es estable, ya que va a deber reunirse por lo menos en un par de ocasiones mucho más para abrir los sobres sobrantes con el contenido de la oferta y tomar una resolución determinante.
Espantada en BCN World
No es la primera oportunidad que Bañuelos se atrae por formar parte en un emprendimiento en el que está implicada la Administración Pública catalana. Hace una década, el empresario firmó pactos con la Generalitat, dirigida entonces por Artur Mas, para desarrollar BCN World, fundamentada en un enorme complejo de turismo y ocio en una enorme extensión de lote.

Imagen aérea de los terrenos de BCN World al lado de Port Aventura / CG
La operación quedaba condicionada a la adquisición de los suelos por la parte de la sociedad dominada por el empresario que, por entonces, había regresado de Brasil. En ese país protagonizó una increíble maniobra corporativa en el pujante campo inmobiliario, con la fusión de 2 enormes promotoras que asimismo terminó en fiasco.
El dinero para arrancar BCN World jamás apareció y Bañuelos puso rumbo al ámbito de la movilidad sostenible en el que quiere en este momento abrirse sendero. Tras su inmediata salida de la Fórmula Y también, empieza a dejar nuevamente cadáveres por el sendero.