Regresa el hombre
Finalmente, no existe quien se libre de Donald Trump. Tras pensárselo un tanto, pero tampoco bastante, puesto que eso de meditar fatiga, el hombre decidió volverse a enseñar a presidente de los USA en el 2024, fundamento por el que en su país (¡y hasta en su partido!) han saltado todas y cada una de las alarmas. Si algo no se le puede denegar a nuestro hombre es su inclinación a la desfachatez, ya que es necesario tener una cara de cemento armado (anaranjada, eso sí) para estimar regresar a ocupar una plaza política desde la que estuvo a puntito de arrastrar a su país a una segunda guerra civil.
Su timing, venturosamente, no es el más destacable: el partido republicano comienza a no reírle las gracias, le van contrincantes internos de bajo las piedras y semeja haber cundido la impresión en the good old party de que con un candidato como él no van a recobrar la presidencia de la nación nunca.
El primordial logro de Donald Trump, como todos entendemos, radica en haber convencido a un extenso ámbito de los pobretones blancos de derechas de que es uno, en el momento en que de todos modos es un explotador y un mangante al que se la soplan las dificultades de la clase trabajadora. Su historial como empresario está repleto de irregularidades, por usar un término despacio.
Como presidente, logró lo irrealizable por envenenar el ámbito y promover el combate: jamás se habían distinguido con tanta claridad ámbas Norteaméricas. Como cesante fué un incordio persistente, insistiendo en que le habían robado las selecciones y organizando prácticamente un golpe para derrocar al gobierno con la invasión del Capitolio por la parte de una pandilla de tarados con el cerebro carcomido por las teorías de Q Anon (que rima con Steve Bannon). Como supuesto ciudadano de caminando, se llevó a su mansión de Mar-a-Lago abundante información reservada que no había de estar a cargo de un civil. Para resumir: tras realizar todo lo que se encontraba en su mano para llevar a su país al desastre, en este momento afirma que desea volverlo a procurar en un par de años.
Frente a la amenaza, el fiscal general de los USA se ha apresurado a denominar a un fiscal especial para el señor Trump que proceda a un análisis muy, muy completo del personaje y también no permita que se logre regresar a enseñar a presidente. Para el Donald, eso es la prueba muy clara de que un gobierno ilícito conformado por marxistas, pedófilos y satanistas (¿recuerdan lo de la pizzería de Washington en cuyo sótano se reunían Biden, Hillary Clinton, Soros y demás monstruos para violar a pequeños y comérselos crudos, si bien no siempre en ese orden?) la tomó con él y piensa realizar todo lo que resulta posible para quitarlo, impidiendo conque América logre ser de nuevo grande.
Visto a determinada distancia, Donald Trump es, prácticamente, un fenómeno paranormal. Como empresario, fué un mangante toda su historia. Como político, un bruto capaz, eso sí, de raptar a un partido en teoría serio y transformarlo en su club de fanes. Tristemente para él, las indagaciones sobre sus tejemanejes empresariales llevan cierto tiempo en marcha. Y en el partido republicano semejan haberse dado cuenta de que han alimentado a un monstruo a lo largo de bastante tiempo: si en Europa nos quedamos patidifusos al ayudar a un conato de golpe para derrocar al gobierno como la toma del Capitolio por un tío tocado a la forma de los Búfalos Mojados de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol y su alegre pandilla, intuyo que algo semejante debió ocurrirles a los componentes mucho más prudentes del partido. Por eso al Donald se le esté complicando el regreso a la política activa: una cosa es ser un carcamal de derechas (eso abunda en el partido republicano) y otra, ser un matón impresentable y mentiroso con un pasado empresarial, afirmemos, discutible desde un criterio ético.
Ahora entendemos que en política tienen la posibilidad de pasar varias cosas en un par de años. Pero deseo opinar que las que le pasen a Trump sean de las que le conduzcan a descuidarse de la presidencia de su país al fin y al cabo. Dudo que concluya en la prisión por el hecho de que es bastante rico para eso, pero lo cierto es que amontona fundamentos para pasar una temporada a la sombra, tanto en su vertiente política como en la empresarial. En resumen, por ahora, dejemos trabajar a ese fiscal que le han adjudicado para concentrarse de forma exclusiva en sus cosas: diría que, sin precisar excavar bastante, va a localizar petróleo.