En el último año, varios investigadores, políticos y autoridades económicas han realizado negros augurios sobre la economía de españa. Hasta la actualidad, ninguno de ellos se ha cumplido y difícilmente se transformarán de todos modos en lo que queda del ejercicio. Ni ha aparecido la estanflación, ni España ha entrado en recesión, ni se han destruido varios empleos.

La estanflación piensa la combinación de una elevada inflación, estancamiento económico y incremento del desempleo. En 2022, España sí tuvo un enorme aumento del nivel de costos, ya que el IPC medio fue del 8,4%. No obstante, en tal periodo el país logró el mayor aumento del PIB desde la llegada de la democracia (un 5,5%) y el desempleo redujo en 79.900 personas (un 2,6%).

Entre otros, la entrada en recesión la predijeron Feijóo y la Airef. El 5 de julio de 2022, el primero informó de la llegada de una “profundísima crisis”. El 25 de octubre, la segunda pronosticó una “recesión técnica”, ya que estimó un caída del PIB de entre el 0,2% y el 0,3% en el último período de tres meses del año pasado y el primero del presente. De todos modos, avanzó el 0,4% y el 0,5%, respectivamente. Además de esto, entre enero y marzo de 2023, este país fue el segundo de la Unión Europea (UE) donde mucho más aumentó la actividad económica.

En la semana pasada, la economía de españa produjo tres geniales novedades económicas. seguramente, en 2023 sus secuelas van a ser un mayor desarrollo, una menor inflación y una superior creación de empleo que la aguardada por la mayor parte de investigadores y servicios de estudios. Son las próximas:

1) una escasa destrucción de ocupación. En el primer período de tres meses, la economía de españa solo destrozó 11.100 empleos. Es la cifra mucho más baja de los últimos 15 años, ya que forma el peor periodo del año para desarrollar ocupaciones similares con el turismo, la hostelería, el comercio y la agricultura. De ahí que, a lo largo de él es bien difícil hacer ocupación y simple perderla.

En el presente siglo, entre enero y marzo unicamente se hicieron cargos laborales a lo largo del periodo comprendido entre 2001 y 2007. Una época donde existió un enorme boom de la ocupación, ya que se produjeron 4.935.600 nuevos empleos (una media de forma anual de 705.086). Desde mi visión, en 2023 los conformados superarán los 400.000 y en el último trimestre este país conseguirá la mayor cifra de ocupados de la historia. Hasta el día de hoy, el récord lo muestra septiembre de 2007 con 20.753.400 personas.

2) el descenso de la inflación subyacente. En el mes de abril de 2021, la inflación subyacente, la que no tiene presente las variantes de los costes de la energía ni de los alimentos no elaborados, se situó en un 0%. Desde dicho mes, comenzó su senda alcista y llegó al 7,5% en el mes de marzo de 2023. Tras 23 meses de ininterrumpida subida, en el cuarto periodo del presente ejercicio redujo nueve décimas y se situó en el 6,6%.

En el último mes, su descenso construyó el primero de otros varios venideros y augura en el mes de diciembre una tasa inferior al 4,5 %. En el mes de abril, la previo disminución probablemente fué consecuencia del encontronazo retardado sobre los costos de las compañías de la bajada a lo largo del último semestre de los costos de la electricidad, la gasolina, el gasóleo y otras distintas materias primas. En el tercer mes del año, en términos interanuales, los tres primeros artículos habían disminuido un 51,8%, un 12,3% y un 12,6%, respectivamente.

Sin embargo, para contribuir a la reducción de la inflación subyacente, sería muy favorable la adopción de medidas que impidiesen un alto aumento del margen de provecho por unidad vendida y un enorme incremento del precio de los alimentos. En 2023, directamente y también indirecta, los dos causantes forman ámbas enormes amenazas inflacionistas.

La primera recaería sobre el Gobierno español y supondría la adopción de un convenio con la patronal para moderar el alza de tal margen, en lugar de eludir nuevos aumentos de impuestos. La segunda correspondería a la Comisión Europea y comportaría el incremento de las importaciones de alimentos que proceden de países de fuera de la UE. Así, quedaría relativamente paliada la disminución de su oferta generada por la sequía.

En 2022, la elevada inflación​​​​​​​ tuvo como primordiales causas el incremento de los márgenes empresariales y el enorme aumento del precio de varias materias primas importadas. En cambio, la aportación de los sueldos fue parcialmente irrelevante. Según la Central de Cómputos del Banco de España, en los tres primeros trimestres del año, el aumento del valor añadido bárbaro conseguido por las compañías (21%) tresdobló al del coste de personal (7%).

3) un desarrollo económico moderado y sano. En el primer período de tres meses de 2023, el PIB medró un 0,5% impulsado por la inversión en recursos de aparato (maquinaria) y las exportaciones. Pese a los negativos vaticinios, las compañías destinaron una importante una parte de sus provecho a la adquisición de nuevos equipos. Un dispendio que les dejará acrecentar su eficacia y competitividad.

En buena medida, el desarrollo de las exportaciones fue gracias a una mayor demanda de recursos por la parte de los ciudadanos de la UE, una mayor cuota de mercado de las compañías españolas y un aumento de los turistas foráneos. En los últimos 15 años, el número de compañías que vende al extranjero creció sensiblemente, tal como la competitividad de sus modelos. Por dicho fundamento, el campo exterior no es una rémora para el PIB, como acostumbraba a ser entre 2001 y 2007, sino más bien, en la mayor parte de los trimestres, uno de sus primordiales impulsores.

Entre enero y marzo, la demanda exterior aportó 1,3 puntos al PIB, al tiempo que la nacional quitó 0,8. El mal accionar de la última se debió fundamentalmente al descenso del gasto de las familias (1,3%) y el de las Gestiones públicas (1,6%). Unos datos que no me extrañaría nada que mejorara el INE en una próxima revisión de las cantidades últimamente aportadas.

Por una parte, por el hecho de que en varias oportunidades a lo largo de los tres últimos años ha infravalorado en un inicio la primera rúbrica. Por el otro, ya que en un ejercicio donde hay selecciones en general, autonómicas y municipales es rarísimo que los políticos resuelvan achicar el gasto real de las Gestiones que encabezan. Lo último va contra el los pies en el suelo, ya que no posibilita su reelección, sino más bien la complica.

Al fin y al cabo, la apocalipsis económica no llegó en el mes de septiembre de 2022, tampoco en el primer período de tres meses de 2023. A la recesión tampoco se la vió por ninguna parte. La mayor parte de los pronósticos sobre el PIB del presente ejercicio quedaron desfasados, aun los de esos que presagiamos un desarrollo próximo al 2%. En el año de hoy, se aproximará al 2,5%.

La inflación comienza a estar bajo control, ya que en el mes de abril la tasa general se situó en el 4,1% y la de la subyacente bajó por vez primera en 23 meses. La disminución de la última proseguirá en todo el presente ejercicio y se aproximará a la previo. Sin embargo, probablemente la mejor novedad económica del año la dé el mercado de trabajo. En el mes de septiembre, lograremos el récord de empleo y superaremos los 20.753.400 trabajadores ocupados del último trimestre de 2007.

La combinación de las malas novedades de todo el mundo del último año y los recientes datos sobre la economía de españa me dejan señalar que esta disfruta de una espléndida salud. Gracias a ello, en el primer período de tres meses de 2023, España fué el país grande de la UE que mucho más creció (un 3,8% interanual). Salvo si nuestros políticos lo hacen muy mal o hace aparición una pandemia, como la generada por el Covid-19, que hunde el turismo, el futuro económico de este país tiene mucha mejor pinta que el pasado.