La primera asamblea del consejo de administración de Cellnex de 2023 llegó con bombazo: el aviso de que su asesor encargado, Tobías Martínez, dejará el cargo en la época del ejercicio. Si bien, de todos modos, fué una transición cocinada a fuego retardado y, de alguna manera, “anunciada” por el primer ejecutivo de la compañía ahora en 2021, en el momento en que aún no había completado su increíble etapa de desarrollo.
A las puertas de su cuarta y última ampliación de capital para financiar este desarrollo, Martínez apuntó en una comparecencia frente a la prensa, aún telemática por los efectos de la pandemia, que la operación de compra de activos de CK Hutchison en Europa, acordada solamente unos meses antes, marcaría un punto de cambio en la estrategia de Cellnex y asimismo en su negocio.
El próximo paso
El ejecutivo llegó a pronosticar entonces que “nos encontramos llegando al comienzo del fin” del modelo que Cellnex había creado hasta el momento y que equiparó con uno afín al inmobiliario. Desde entonces, en el momento en que la cartera de la compañía iba a engordar hasta sobrepasar los 125.000 emplazamientos según se fuesen cerrando las operaciones del acuerdo con Hutchison en los distintos países, Cellnex precisaba meditar en algo mucho más que ser un mero dueño de antenas para su alquiler a las operadoras.
“Ahora tenemos la posibilidad de decir que el negocio de Cellnex se enfoca mucho más hacia una administración de servicios; en este momento hay que responsabilizarse de los servicios de la redes. Desde ahora, el auténtico valor estará ahí y no solo en una pura monetización pasiva de las infraestructuras”, aseguró aquel día Martínez.
Retos atentos
“No tenemos la posibilidad de limitarnos a ser una ‘TowerCo’, como al comienzo”, remató. Era el ‘principio del fin’ pero el ‘fin del fin’ aún se encontraba lejos. Quedaban varios trimestres por enfrente para realizar en frente de retos que asimismo marcarían el futuro de Cellnex y de los que Tobías Martínez era el primordial responsable.
Entre ellos, culminar una ampliación de capital de 7.000 millones de euros que, si ahora por sí es dificultosa, lo es considerablemente más en el momento en que en solamente 18 meses la compañía había ejecutado otras tres con las que había conseguido de sus inversionistas y de otros inversores cualificados cerca de 8.000 millones auxiliares.
Las torres de DT
Y asimismo quitaba la labor de culminar la operación de Hutchison, algo que no fue viable hasta bien entrado el último período de tres meses de 2022, o sea, un par de años tras haberla acordado. Los primordiales escollos se brindaron en Francia y, más que nada, en Reino Unido, mercados en los que Cellnex ahora tenía una esencial situación, por eso se topara con limitaciones por la parte de las autoridades locales de Rivalidad.
Por medio hubo ciertas chances para que la compañía engordara aún mucho más su cartera, con la que maneja en la actualidad cerca de un 25% del parque de antenas de toda Europa. La mucho más señalada fue la que puso en el mercado Deutsche Telekom que, on-line con lo que hicieron Telefónica y Vodafone con sus emplazamientos, decidió liberarse de estos activos.
Imagen de una sede de Cellnex / DAVID CAMPOS – Fichero
Pero Cellnex no se realizó con las antenas de Telefónica ni tampoco logró poner su bandera en Alemania. No dejó de ser una constatación de que Cellnex empezaba a ofrecer por clausurada una época y no consideraba oportuno realizar los sacrificios económicos que había realizado hasta el día de hoy en el momento en que su modelo debería virar siempre hacia el próximo capítulo.
Sobre esto de la oportunidad de hacerse con las torres de DT, el asesor encargado de Cellnex aseguró que “Nos puede entusiasmar la iniciativa de estar en Alemania pero quizá sea una operación que le encaja mucho más a otros contendientes; eso no significa que no deseamos llevar a cabo la adquisición pero tienen que confluir varios componentes a fin de que al final se den transferencias de este género”.
Una exclusiva página
Por entonces, Martínez matizó que no solo era una cuestión de precio, si bien no era un factor menor; pero sí tenía una relación mucho más angosta con el género de pactos al que llegar más tarde con los clientes del servicio, a esa administración de servicios y avance de las redes a los que mucho más de un año antes se había referido el ejecutivo.
Con la culminación determinante de la operación de Hutchison y el cierre de las transferencias, Cellnex inició lo que nuestro Martínez llamó como “una exclusiva página del libro”, una época centrada en sostener la seguridad financiera para mantener una calificación crediticia en el nivel de inversión y en digerir todas y cada una de las operaciones de desarrollo para poner en valor el desarrollo.
Alén de proyectos y contratos
Aquel ‘principio del fin’ ahora está considerablemente más cerca de llegar al ‘fin del fin’. Cellnex está aun en el ecuador del plan estratégico a cinco años que, de momento, está cumpliendo de manera puntual.
En este contexto y una vez acabada la obra de llevar a cabo de Cellnex un líder mundial del campo, a Tobías Martínez se le proponía el desafío de esa novedosa página del libro que iba bastante alén de ese plan y, por supuesto, de su contrato, que vencía a fines de 2024.