“Un lamentable ejercicio de corta y pega del polémico informe Catalangate y de novedades de El Nacional. La europarlamentaria que lo escribió, Sophie in’t Veld, se ha cubierto de gloria”. De este modo valora en sus redes José Javier Olivas, instructor de Ciencia Política y Administración de la UNED y de la London School of Economics, el boceto del comité de investigación del Parlamento Europeo en lo relativo al presunto espionaje a líderes del procés con el software Pegasus y otros afines. Un informe de 159 páginas –12 de ellas, dedicadas al caso catalán– que averigua en el supuesto empleo de programa espía en distintos países de la UE, hecho y anunciado esta semana por la eurodiputada liberal de holanda Sophie in’t Veld, pendiente de aprobación, y que fué festejado con entusiasmo por la parte de los secesionistas damnificados y por los líderes nacionalistas de Cataluña.

El boceto de esta comisión del Parlamento Europeo ignora las demandas de sobra de cien estudiosos y instructores de múltiples países que, como Olivas, han cuestionado la probabilidad de la primordial fuente de sus conclusiones: el discutido estudio Catalangate elaborado por el laboratorio Citizenlab de la Facultad de Toronto, puesto en lona de juicio gracias a su corte conveniente a los líderes del procés –uno de sus coautores es, en verdad, el activista secesionista Elies Campo–, su transparencia, y su falta de neutralidad, transparencia y de rigor científico, por ejemplo críticas.

Críticas ignoradas

La eurodiputada In’t Veld da por buenas las conclusiones del informe de Citizenlab, comenzando por su acusación de que los independentistas espiados fueron 65, aun sabiendo y aceptando que el Centro Nacional de Sabiduría (CNI) español explicó que hubo un rastreo, legal y con autorización judicial, a 18. En cambio, In’t Veld omite y pasa por prominente los razonamientos de quienes cuestionan los métodos y la probabilidad de este laboratorio de la Facultad de Toronto, que en verdad ha rechazado que otras fuentes ajenas independientes logren investigar su metodología ni comprobar la certeza de sus datos. Por ejemplo cuestiones, para revisar la viable vida de falsos positivos de espionaje en los teléfonos móviles inteligentes que afirma haber indagado.

Aparte de ignorar las argumentaciones críticas hacia Citizenlab –agarradas en una carta divulgada por la entidad constitucionalista Foro de discusión de Instructores–, el boceto de la comisión de la Eurocámara mantiene en uno de sus parágrafos que sus opositores son solo “ciertos políticos españoles” que “han intentado desacreditar a Citizenlab, insinuando que sus métodos son imperfectos o que están políticamente motivados«, y limitándose a comentar ahora que «entre los ayudantes de Citizenlab, de origen catalán, estuvo entre los objetivos» del espionaje «al lado de sus progenitores».

Citizenlab, primordial fuente del informe

Citizenlab y su polémico informe es, con mucha diferencia, la primordial fuente del argumentario del boceto de In’t Veld en lo relativo al caso de Cataluña, ya que se le relata en 32 oportunidades, tal como asimismo el digital El Nacional, un medio de línea editorial abiertamente secesionista y ampliamente subvencionado por la Generalitat (19 ocasiones en su caso). Un número elocuente en comparación con otros medios convocados, como por servirnos de un ejemplo Eldiario.es (tres ocasiones), El País (2) o La Razón (una). Y asimismo muy mayor a la de periódicos de todo el mundo, como The Guardian (tres), The Economist (2) o Le Monde (una).

El cómputo del centenar de mientes de fuentes en este boceto de la comisión de investigación del Parlamento Europeo prueba que mucho más del 60% de ellas proceden de Citizenlab, políticos y medios similares a las proposición secesionistas. Tanto es conque las únicas críticas de líderes políticos que se recogen son las intervenciones en exactamente la misma de 2 eurodiputados de ERC –Jordi Solé y Diana Riba, en teoría perjudicada por las escuchas y pareja del exconseller Raül Romeva– y uno de Junts, Toni Comín, fugado de la justicia de españa por el referéndum ilegal y la declaración unilateral de independencia de Cataluña de octubre de 2017.

Ninguna alusión a la «trama rusa»

La presentación del polémico informe se ha producido solamente dos semanas una vez que otra comisión diferente del Parlamento Europeo que inspecciona las injerencias de Rusia para desequilibrar a la UE abordara el caso específico del procés catalán, informándose sobre los contactos que ya están en su día entre emisarios rusos y políticos y líderes independentistas, las fake news de medios similares al Kremlin y las tácticas del régimen de Vladímir Putin para influir y dañar a las instituciones comunitarias mediante Cataluña. Cuestiones sobre las que brindaron buena cuenta frente 67 eurodiputados el periodista Jesús González Albalat y el especialista en política rusa Nicolás De Pedro, y que no se hablan de en el informe sobre Pegasus de Sophie in’t Veld, pese a la oportunidad de que tengan la posibilidad de existir vínculos entre ciertos de esos 65 independentistas en teoría espiados y la llamada trama rusa del procés anteriormente.

Enfrentamientos de intereses

El informe de la comisión de la Eurocámara sobre el Catalangate tampoco se hace eco del rechazo de ciertas de esas supuestas víctimas de espionaje que han denunciado la situacion judicialmente a dar sus teléfonos móviles inteligentes a fin de que los jueces logren contrastar si verdaderamente fueron escuchados ilegalmente o no. Ni tampoco del ciberactivismo independentista de entre los ocho autores del estudio de Citizenlab, Elies Campo, en teoría asimismo observado, con los consecuentes enfrentamientos de intereses que ello implica. La única alusión que semeja hacerse a este último es evitando su nombre y su papel en el procés –pese a su famosa proximidad al expresidente de la Generalitat fugado Carles Puigdemont, y su viable implicación en la creación de la llamada República digital catalana–, según se deduce de este pasaje: “Un colaborador de CitizenLab, de origen catalán, estuvo entre los objetivos, al lado de sus progenitores, que no son políticamente activos”. Una terminología recurrente, ya que durante todo el informe se frecuenta aludir a los presuntos espiados como “ciudadanos catalanes” o «líderes catalanes», sin ingresar en probables causas de la supuesta supervisión, ni solamente en las causas judiciales, habidas o atentos, de múltiples de ellos.

Elies Campo, el ingeniero coautor del informe que dio origen al Catalangate / CG

Boye procura aprovecharlo para librar de juicio a Puigdemont

El boceto de In’t Veld fué festejado por los líderes secesionistas. Tanto es conque ciertos de ellos se aferran al mismo para procurar desordenar y deslegitimar los juicios atentos por el procés catalán. De esta forma lo reconoció el pasado martes Gonzalo Boye, letrado entre otros muchos de Puigdemont, anunciando que presentará este archivo –pendiente aún de aprobación en la Eurocámara– frente al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para eludir el procesamiento de este último por el procés.

Boye sería, de esta manera, uno de los más importantes adjudicatarios del boceto del informe de la Eurocámara, ya que en exactamente el mismo se aceptan las graves acusaciones de Citizenlab, según las que fue entre las víctimas de Pegasus y habría existido un espionaje en las “comunicaciones entre letrado y cliente de separatistas enjaulados en vísperas de su juicio, contactos entre partes, o comunicaciones que se relacionan con la toma de posesión de escaños en el Parlamento Europeo”.

El prófugo Carles Puigdemont (c), junto a Gonzalo Boye (d) y Toni Comín (i) en Bruselas / EFE

El prófugo Carles Puigdemont (c), al lado de Gonzalo Boye (d) y Toni Comín (i) en Bruselas / EFE

La situacion de Van den Eynde

Aparte del caso de Boye, de quien diríase que su teléfono fue infectado “de manera exitosa” el 30 de octubre de 2020, “48 horas tras el arresto de uno de sus clientes del servicio”, asimismo se relata a otro letrado, Andreu Van den Eynde, con la afirmación de que su móvil inteligente “fue infectado exitosamente con Pegasus el 14 de mayo de 2020”, siendo “letrado de Raül Romeva y Oriol Junqueras en sus casos frente al Tribunal Supremo”. Una fecha que In’t Veld, nuevamente, da asimismo por alguna, sin nombrar otra cuestión discutida: que Citizenlab la alteró semanas tras haber anunciado su informe, puesto que inicialmente fechó la presunta intromisión en su teléfono un mes después: el 14 de junio de 2020. Algo que, en su día, ahora fue denunciado públicamente por José Javier Olivas, preguntándose si constar como espiado un mes antes en el Catalangate podría generarle virtudes en alguna prueba.

Llama asimismo la atención que, en el segundo parágrafo de la introducción de este boceto de trabajo con sello del Parlamento Europeo, su autora reconozca que «el programa espía deja pocos indicios en el dispositivo de la víctima, e inclusive si se descubre, es prácticamente irrealizable evaluar quién fue el responsable del ataque«.

La versión final de este boceto del comité de investigación se votará en el tercer mes del año, primero en nuestra comisión, y después en el Pleno de la Eurocámara.