Las leyes impulsadas desde el Ministerio de Igualdad no dejan de hacer inconvenientes y polémicas. En el momento en que aún no se ha apagado el profundo enfrentamiento sobre la ley trans, revienta en este momento con su crudeza el de la ley del solo sí es sí.

Unidas Tenemos la posibilidad de (UP) lo atribuye todo al “machismo”, que no puede aguantar que las leyes contengan, bajo su punto de vista, “mucho más adelantos que jamás”. Exactamente el mismo razonamiento sirve para la ley trans que para la ley de solo sí es sí. No obstante, es a la perfección coincidente proteger el progreso en los derechos de la gente trans y ponerse en contra a la autodeterminación de género, o sea, a que alguien logre mudar de sexo solo por su intención, tal y como si no tenga existencia el sexo biológico y tal y como si todo este complejo inconveniente se resumiera en el género, esa construcción cultural tan indefinida. La ley trans ha levantado un enfrentamiento en el que buena parte del feminismo se afirma en contra y alarma de los perjuicios que el artículo legal puede representar para las mujeres o las “progenitoras gestantes”, como dicen con ese neolenguaje desarrollado por la corrección política y la pérdida del sentido del absurdo.

En este momento, frente la verdad de que la ley de Garantía Integral de Independencia Sexual, mucho más famosa como ley de solo el sí es sí, ha causado la rebaja de penas o la excarcelación de una quincena de criminales sexuales, a la ministra de Igualdad, Irene Montero, unicamente se le sucede reaccionar diciendo que los jueces infringen la ley por su “machismo” y que precisan cursillos de capacitación para no confundirse.

Pero no solo fué Montero. Todos y cada uno de los referentes de Tenemos la posibilidad de, desde Ione Belarra a Pablo Iglesias, pasando por Pablo Echenique, Juan Carlos Monedero y Victoria Rosell, se apuntaron a las acusaciones de “machismo” contra los jueces, contra la caverna, contra la derecha política y mediática, contra parte del feminismo y hasta contra lo que en UP llaman “progresía mediática”. Todos ellos son fachas o machistas o ámbas cosas al unísono. Las 4 asociaciones de jueces, incluyendo la progresista Jueces y Juezas para la Democracia han reaccionado a la acusación de Montero, tachada de “infantil y absurda”, “exagerada, desmedida y demagógica”, entre otros muchos títulos.   

Es obvio que la ley tiene un orificio por el que se ha colado la rebaja de las penas, a la que los jueces están obligados por el principio de retroactividad del Derecho Penal en el momento en que estimula al reo. La tramitación de la ley, que comenzó a proponerse después de las bajas condenas en el caso La Manada, ha durado un par de años y medio. Desde el comienzo, el Ministerio de Justicia propuso renuencias por defectos especialistas, entre ellos una viable rebaja de las penas, lo que llevó a Pablo Iglesias a llamar “machista fallido” al entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.

Justicia logró ingresar variantes en la ley, pero después ni el Ministerio de Igualdad, ni el Gobierno en su grupo, ni el Parlamento ni los órganos consultivos –Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y Consejo de Estado— plantearon ingresar, como es frecuente en estas situaciones, una predisposición transitoria que impidiese que una parte de las rebajas de pena tengan la posibilidad de realizarse. El CGPJ sí que advirtió de que la rebaja de las penas máximas podría acarrear rebajas de penas.

El inconveniente radica en la agrupación en un solo delito de agresión sexual de lo que antes eran 2: abusos y agresión, el primero en el momento en que no había crueldad o intimidación y el segundo en el momento en que sí la había. Al unificarse el delito, se previó una horquilla mucho más gran de penas. Para muchos casos se rebajaron penas mínimas y máximas, en el momento en que no hay agravantes, y para otros se aumentaron, como la situacion de la violación en conjunto. En este momento, ya que, los jueces rebajan las penas en el momento en que la situacion lo pide, aplicando el principio de retroactividad. No es una regla establecida, sino se estudia caso por caso, pero desde el 7 de octubre, día de entrada en vigor de la ley, se han producido ahora varias rebajas y va a haber considerablemente más.

Para eludir esta proliferación de rebajas, debería haberse introducido la citada predisposición transitoria, que hubiera impedido la variación de pena si la condena con la novedosa ley estuviese en la horquilla que tenía el delito en el momento en que la situacion fue juzgado. Lo malo es que, si bien la ley se modifique y se corrija el fallo que permitió las rebajas, a los condenados mientras que no se realice el cambio y a los que recurran sus condenas no se les va a poder utilizar la modificación. Solo van a poder ser condenados con la eventual modificación los nuevos criminales, o sea, quienes cometan agresión sexual tras la entrada en vigor de la corrección.

La salida de este enredo, que dañará a las víctimas, va a ser indudablemente la revisión de la ley en el momento en que el Tribunal Supremo fije la jurisprudencia en los elementos de condenados que está a puntito de estudiar. Reparar el entuerto es indispensable a fin de que los ciudadanos no dejen de confiar en la justicia que resguarda a las víctimas de la crueldad sexual y por el hecho de que la ley de solo sí es sí es buena ley que, por ejemplo actualizaciones, fundamenta las relaciones íntimas en el permiso positivo.