Pasaron 11 años desde el instante en que Albert Pérez Noble, Mónica Almirall y Miguel Segovia crearon Atresbandes. Su pequeño local de ensayos de Barcelona es desde ese momento un laboratorio en el que la alquimia de la interdisciplina artística da sus frutos y les llevó este año hasta el Festival de Otoño de la Red social de La capital española y ser compañía habitante del Teatre Lliure.
Para Barcelona ahora organizan Desert, pero antes pasan por el Teatro Abadía estos 18 y 19 de noviembre para enseñar Aspecto global de una cuestión, con lo que quieren enseñar de qué manera las pequeñas cosas son mucho más tráficas y universales de lo que semejan, al paso que los instantes históricos no son semejantes y hasta tienen la posibilidad de ser absurdos. Crónica Global charla con Albert Pérez sobre esto.
–Pregunta: ¿De qué forma definirían este ‘Aspecto global de una cuestión’?
–Contestación: Es como un mosaico de situaciones. Unas son ocasiones tradicionales, tráficas, con individuos y un pequeño enfrentamiento; y otras son panoramas, sitios muy identificables en la sociedad europea de hoy como un campo de aviación o una piscina, y hacemos retratos de un momento que suceden allí. La parte es un mosaico de ocasiones y panoramas. De entrada no tienen relación unas con las otras, pero en el final con la parte se edifica un retrato generacional de parte de la sociedad europea occidental.
–Vamos, que no es teatro usual.
–Claro, no hay una trama que una estas historias. El nexo es la estética que distribuyen y, quizás, esa inocencia espantosa de la que charlaba un periodista sobre las proyectos de David Foster Wallace. Son ocasiones que tienen la posibilidad de ser consideradas trágicas, pero que de la forma como las mostramos tienen la posibilidad de llegar a parecer absurdas. Estamos trabajando con individuos y situación absurdas.
–¿Cuál es la meta con eso?
–Procuramos llevar a cabo un viaje de lo trágico a lo absurdo y de lo absurdo a lo trágico.
–¿El título, entonces, desea reflejar esa absurdidad donde vivimos?
–Es un título muy genérico y sugerente, pues ¿cuál es la cuestión que se expone? Escogemos que esté en la cabeza del espectador. Pero, como afirmas, la cuestión es el género de relaciones que contamos en la sociedad moderna, así sean de amistad, familiares, laborales o de algún otro tipo. Y charlamos de retrato pues es de una sección muy específica de la población europea blanca de unos 30-40 años de clase media-alta o burguesa.
Letrero de ‘Aspecto global de una cuestión’ / PAU MASALÓ
–Claro, pero el mensaje llega al público menos burgués ¿o es que todos nos encontramos un tanto aburguesados?
–Un tanto, sí.
–¿Su iniciativa escénica rupturista es para romper ese aburguesamiento?
–Ahora hay muchas personas bien interesante que hace varios años que ha roto la poética aristotélica y ha acercado el teatro a las artes plásticas. Esta es asimismo la única forma de subsistir que tiene el teatro, pues el cine o el audiovisual es muy poderoso. La imagen gana en la carrera de lo narrativo; por ende, las artes vivas se tienen que editar, entender hallar otras vías. Ahora lo hicieron, pero igual todavía subsisten modelos mucho más tradicionales. En ocasiones sí semeja que está todo muy atrofiada, pero hay de todo.
–Exactamente, la obra rompe asimismo con el frenetismo del cine y juega con «paciencia del voyeur«.
–Es un término que puse para referirme a esos panoramas visuales en los que no mostramos un enfrentamiento en escena, sino este se traslada a la cabeza del espectador. A fin de que se genere ese enfrentamiento no tan visible dilatamos el tiempo y jugamos con él. En verdad, entre las herramientas mucho más esenciales que disponemos como autores en el teatro es el tiempo. El día de hoy vivimos a un ritmo muy acelerado propio del sistema capitalista, es la forma con la que sigue con vida el sistema y el contrato que hemos firmado a fin de que ande. Por consiguiente, las artes escénicas tienen la posibilidad de ponerse en contra a esta agilidad, es la única herramienta que nos queda. No tenemos la posibilidad de desafiar a los videoclips o las series de las interfaces. Frecuentemente procuramos desafiar a ellas, pero en el final Netflix lo realiza bastante superior. Como desarolladores debemos jugar transcurrido un tiempo de otra forma y a que el espectador le cambie la percepción que tiene del tiempo.

Escena de ‘Aspecto global de una cuestión’ LLUÍS TUDELA
–En verdad, la elipsis es el enorme recurso de la ficción y o sea lo contrario.
–Es lo que pretendemos. Somos una compañía pequeña de Barcelona, con una salón de ensayo asimismo pequeña donde disponemos un espíritu de investigación, pues jamás llegamos a ingresar al enorme circuito comercial. Acostumbramos a estar en los márgenes y nos aprovechamos de eso para dejarnos jugar.
–Más allá de todo, están de compañía habitante en el Lliure. ¿Es una forma de ingresar esta iniciativa, esta resistencia en el circuito comercial?
–Pienso que sí. La única oportunidad que tiene una compañía como la nuestra es ingresar en los espacios públicos donde se debería aceptar la inversión en investigar en novedosas dramaturgias. Comprendo que una enorme productora prefiera invertir en fórmulas que marchan, pero el papel de los teatros públicos es seguir, evaluar y arriesgarse.
–¿De qué forma viven esta vivienda?
–Bien, pues es la primera oportunidad que disponemos un enorme espacio para ensayar a lo largo de toda la temporada y disponemos todos y cada uno de los elementos especialistas y materiales que nos da el Lliure. Nos encontramos exprimiéndolo al máximo. Además de esto, nosotros les planteamos llevar a cabo la novedosa producción que nos solicitaban y volver a poner viejas producciones propias. Y en el primer mes del verano va a regresar Aspecte global d’una qüestió.