Las familias del instituto de élite catalán Ágora, una parte del conjunto Globeducate, esgrimirán una sentencia conveniente en La capital española para ganar a la reconocida institución didáctica. Recurrirán a un mazazo judicial propinado a la Facultad Europea para no abonar las cuotas que abonaron a lo largo de los meses del confinamiento de 2020, en la mucho más virulenta de las peleas de cuantas se libraron en academias de prestigio por este tema. 

Como explicó este medio, Ágora ganó en primera instancia el primero de los 2 litigios que un conjunto de familias abrió contra las direcciones por las mensualidades cobradas de manera íntegra a lo largo de los tres meses que las clases fueron on line. La primera resolución ahora se ha recurrido, la que perjudica al centro de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Y el 29 de noviembre llega el segundo juicio, el del centro de Sant Cugat, la matriz del conjunto. 

Mazazo a la Facultad Europea

En los litigios venideros, el aparato legal de las familias se escudará en la sentencia de la facultad de la ciudad más importante que ratificaría sus razonamientos. El fallo del juzgado de Primera Instancia número 87 de la ciudad más importante afirma «judicialmente resuelto» el contrato entre un alumno de un Máster de Estética Dental y el centro universitario privado pues la pandemia del coronavirus golpeó España la segunda semana de marzo de 2020. 

Campus de la Facultad Europea de La capital española / Cedida

La juez titular Carmen Pérez desecha la demanda reconvencional –que interpuso la Facultad Europea contra el estudiante como contestación al reclamar este en los tribunales– y establece que la relación entre las dos partes «se resolvió por frustración de su objeto fundamental el 11 de marzo de 2020», en el momento en que el coronavirus alcanzó el país. Desde aquel instante, el alumno no posee «la obligación de abonar cantidad alguna». 

La clave: las prácticas

La sentencia capitalina pivota sobre dado que el máster que proseguía el estudiante combinaba «teoría con práctica real y eficaz», lo que era un «leit motiv» de estos estudios superiores. En el momento en que el patógeno alcanzó España, las prácticas no se lograron cursar, con lo que hubo un «incumplimiento fundamental por frustración de las lícitas esperanzas del acreedor». Por ende, este no debe abonar nada a la facultad. 

Exactamente, las familias del Ágora arguyen el desenlace de las clases prácticas –como la natación o el tenis– para reclamar que no se les cobren los recibos de la primavera de 2020, una guerra que avanzó Crónica Global y que mucho más de un par de años después se ha judicializado. Los demandantes recuerdan que el centro de Globeducate cambió su modelo formativo a clases a distancia, pero ni todas y cada una de las materias se lograron cursar ni hubo exactamente la misma calidad laborable.

Encontronazo sobre la viabilidad

El instituto lo niega y mantiene que excusó una parte de las cuotas a los estudiantes mucho más pequeños, los que no podían continuar las enseñanzas en línea. También, destaca que una condonación de las mensualidades habría puesto en riesgo su viabilidad como negocio. Este medio ahora explicó que el juez había pedido las cuentas cada un año del centro como una parte de la carga testifical del pleito. 

En la primera resolución, el juzgado de Primera Instancia número 7 de Martorell acreditó la proposición de la escuela. Adujo que «calidad didáctica» era una percepción no objetivable y descartó que se hubiese producido una caída de la carga laborable, las horas o la asiste para estudiantes con pretensiones particulares. Las familias han recurrido y en este momento tiene una resolución en otra instancia judicial a su favor. Testearán su nuevo argumentario el próximo 29 de noviembre, en el momento en que se celebre el juicio de otro conjunto de familias con estudiantes en Ágora Sant Cugat.

12 institutos en guerra

De manera global, la causa contra la institución didáctica de prestigio es otra de los que reventó en instituciones educativas de este perfil en todo el país a lo largo de los meses del encierro. La primera enorme guerra se libró en el Liceo Francés de Barcelona, entre los concertados con mayor arraigo en la capital catalana. 

Alumnos en la American School de Barcelona, donde Shakira y Piqué llevan a sus hijos / ASB

Estudiantes en la American School de Barcelona / ASB

Tras ello, reventaron revueltas de familias en centros privados como La Miranda, el American School of Barcelona –donde asistían los hijos de Gerard Piqué y Shakira– o el Hamelin Laie, un emprendimiento educativo privado al norte de Barcelona de altísimo standing que creó la familia Sas, pero que vendió al conjunto con origen en Hong Kong Nord Anglia Education este año. En múltiples casos hubo amagados de demanda, pero unicamente se sustanciaron en los 2 centros del Ágora

La patronal arropó a las direcciones

En este mapa de rebeliones, la patronal de academias que quedan fuera del perímetro público, Escoles Privades Independents de Catalunya (EPIC), apoyó a las gerencias de los centros en su negativa general –con salvedades– a cortar cuotas por el cambio del sistema presencial al en línea. La organización empresarial que lidera Alex Cerdà adujo que la viabilidad de los negocios se ponía en juego para justificar que no había margen para utilizar descuentos al por mayor. 

En verdad, Epic se apoyó en un dictamen del despacho de abogados Cuatrecasas para justificar su resolución. En el campo hubo inquietudes sobre el encontronazo de esta estrategia sobre la rivalidad, si bien por último la posición predominó. Solo en un puñado de casos hubo acciones judiciales que prosiguen su curso.