Tras un final de año basado en el cierre de una agenda legislativa cuyo propósito era dejar satisfechos a los asociados del candidato Sánchez, que no a su partido como pudimos ver en mil y una afirmaciones, vienen en este momento instantes populistas para proseguir rasguñando votos en un 2023. Empieza una insufrible y también interminable maratón electoralista.

Encender medidas fiscales en el momento en que la autoridad monetaria está limitando la liquidez para domesticar la inflación no es, ni muchísimo menos, lo mucho más conveniente. Es cierto que se procura contribuir a quienes mucho más lo precisan, pero si observamos la letra pequeña del real decreto (otro real decreto), no está tan claro que el colectivo propósito sea verdaderamente el de quienes mucho más lo precisan. Se dirige a trabajadores o desempleados que tienen unos capital familiares cada un año iguales o inferiores a 27.000 euros , es decir, casi todas la gente ocupadas o desempleadas con un salario bajo el salario medio español, 27.500 euros. El corte de capital tiene la posibilidad de tener sentido, pero lo que es no ahora un sinsentido sino más bien una sinvergüencería es dejar fuera a quienes cobran el ingreso mínimo escencial o una pensión, sea o no contributiva. Una paga única de 200 euros para quien cobra 27.000 euros (unos 1.800 netos por mes) no está mal, pero no le cambia la vida. Para quien cobra 720 (pensión mínima de viudedad) esos 200 euros tienen la posibilidad de tener un encontronazo considerablemente mayor. Y para colmo a quienes cumplieron 18 años en 2022, fuera el que fuera el nivel de renta de sus progenitores, se les han regalado 400 euros como “cheque cultural” con el que se podrían obtener, por servirnos de un ejemplo, hasta 100 euros en juegos para videoconsolas en línea.

Lo de ofrecer un cheque tiene mucho más trucos que ratifican su función primordial, publicidad pura y dura. En verano de 2022 ahora se dio un primer cheque contra la inflación, en un caso así dirigido a 2,7 miles de individuos, pero solo lo solicitaron 600.000. Aun el “cheque cultural” solo lo solicitó el 57% de esos a los que iba dirigido. Todas las medidas anunciadas, sean subvenciones o inversiones, se quedan a media ejecución en el más destacable de las situaciones. Ni todo el planeta se entera, ni quienes se enteran son siempre y en todo momento capaces de entender de qué forma se solicita. Es decir, se cuenta una cosa y la verdad es siempre y en todo momento menor.

Todas y cada una de las ayudas gubernativos, sean los talones, los PERTE o las inversiones en las autonomías, están cortadas por exactamente el mismo patrón: cuento bastante pero hago bastante… menos. En el mes de octubre el Gobierno mencionó que se había gastado 35.000 millones en la pelea contra la inflación. En solo cinco días el Banco de España le desmintió y mencionó que era menos de 16.000 millones. Ya que en este momento el INE se semeja cada días un poco más al CIS de Tezanos está bien que el BdE continúe siendo sin dependencia. Su fuente, la ejecución presupuestaria reportada por el Ministerio de Hacienda. Cero críticas, solo datos.

Quien reciba el cheque deberá declararlo en su IRPF, y quien gana 27.000 euros tiene una fiscalidad media próxima al 13%, esto es, los 200 euros se transformarán en 174, los 26 sobrantes volverán a la Hacienda Pública. Y quien no tuviera que llevar a cabo declaración de IRPF por entrar menos de 22.000 euros deberá llevar a cabo la declaración de la renta al tener mucho más de un pagador, lo mismo que ocurrió a quienes percibieron ayudas de los ERTE y también capital ordinarios. Y probablemente les salga a abonar.

Si la intención no fuera únicamente propagandística la asistencia no se hubiera articulado vía un cheque o paguita sino más bien como un ajuste del IRPF. Absolutamente nadie del colectivo propósito quedaría excluido ajustando las retenciones y las clases retributivos.

Es muy normal que los políticos publiciten lo que hacen, pero no es sanísimo que la publicidad se realice a costa de quienes menos tienen. Lo malo es que de aquí a diciembre de 2023 vamos a tener multitud de talones, paguitas y medidas increibles que entonces van a quedar en prácticamente nada. Es lo que tiene la política del twitter y la memoria de pez de los votantes.