Ignacio Martín Blanco (Barcelona, 1982) pertenece a la cuota catalana de la candidatura de Adrián Vázquez a dirigir Ciudadanos, al lado de Carlos Carrizosa y Joan García. Una candidatura que transporta como lema Renace tu partido y que se considera como de continuidad con en comparación con orden de Inés Arrimadas, que cierra la lista. Martín Blanco, diputado en el Parlament y que opta a la viceportavocía anexa y secretaría de valores civiles y constitucionales, considera injustas las críticas que la presente presidenta del partido ha recibido, exactamente la misma las dirigidas en su día contra Albert Rivera.
–Pregunta: Pertenece a la cuota catalana de la candidatura de Adrián Vázquez a las primarias de Ciudadanos que se festejarán los días 14 y 15 de enero. Una candidatura que es calificada de continuista.
–Contestación: Tiene elementos de continuidad, claro. Pero soy muy escéptico en relación a que eso sea negativo. Explotar el capital político que tiene Inés Arrimadas no es un hándicap, a la inversa. Hubo un período electoral negativo, sí, pero un partido serio no puede prescindir de alguien con un capital político como ella. Y entre los primordiales puestos, hay caras novedosas.
–Usted, por servirnos de un ejemplo.
–La lista reúne distintas sensibilidades. Yo jamás he estado en la primera línea de fuego. En Cataluña, el partido apoya a Adrián. Existen muchas ganas de rehacer el partido y la voz catalana puede dar bastante.
–Pero el conjunto municipal de Cs en el Municipio de Barcelona expresó su acompañamiento a Edmundo Bal…
–Me semeja cuestionable que Paco Sierra, expulsado del partido, apoye esa candidatura. Tengo un enorme respeto profesional y personal por Edmundo, pero aguardaba que tomara distancia. Sus afirmaciones sobre Inés, de quien dijo que “por el momento no vende”, son ininteligibles.
Candidatura de Adrián Vázquez a las primarias de Ciudadanos / EFE
–¿Qué contribuye esa cuota catalana a la candidatura de Vázquez?
–Somos un partido liberal que se ha contrario al nacionalismo en Cataluña. En el grupo de España nos encaramos a un mismo alegato populista que desgasta las instituciones. En otro día escuchaba a Ione Belarra (ministra de Derechos Sociales) charlar de que la intención habitual ha de estar sobre la judicatura, una clara vulneración de la separación de poderes. Entendemos a eso que se encara este país.
–¿La confrontación vivida en Cataluña se ha movido al grupo de España?
–Me preocupa la deriva de españa. No valoramos lo que poseemos. Cuestionar a los jueces es peligrosísimo.
–Usted es popular por su alegato contundente, pero moderado.
–Estoy completamente convencido de que de que es requisito recobrar la sobriedad y la moderación, que no está reñido con a contundencia. No es poco entretenido escapar de los excesos verbales, si bien logren ser realmente efectistas. Me preocupa bastante el guerracivilismo que hay en la política de españa. Hay que buscar un espacio discursivo compartido. Yo no viví la Transición, pero me encantaría recobrar el espíritu de respeto de entonces. Derecha y también izquierda tienen que comprenderse, los enormes pactos nacionales son probables. PP y PSOE siempre y en todo momento tuvieron un sentido de Estado.
–¿Qué le sobra y qué le falta a Ciudadanos?
–Nos falta autovaloración y convicción en relación a que somos un partido que tiene un papel indiscutible. Nos sobra melancolia y melancolía. Hay que salir de la parálisis. Yo soy el primero que en ocasiones incurro en ello. Hay que ver al futuro.
–¿De qué forma definiría la administración de Inés Arrimadas?
–La opinión pública no fué injusta con Inés, es quien mucho más ha luchado contra el nacionalismo catalán en los instantes mucho más duros del procés. Su papel en Cataluña fué fundamental para España.
–Se le hechó en cara que se fuera a La capital española, como asimismo logró Albert Rivera.
–Los intereses de Cataluña se tienen la posibilidad de proteger desde el Congreso. Otros políticos catalanes hicieron lo mismo y no se les critica de ahí que. Tanto ella como Rivera son los líderes que mucho más entusiasmo produjeron en el constitucionalismo catalán. Ilusión y promesa. Albert Rivera probó congruencia al no estimar pactar con Pedro Sánchez. Se le ha crucificado por este motivo, en el momento en que lo llevaba en el software electoral. Quizá eso ha damnificado al partido, pero fue congruente. Un partido de centro puede pactar con la derecha y la izquierda, pero el PSOE ha favorito primeramente a los nacionalistas. El inconveniente del PSOE es que abandonó su sentido de Estado.