El año 2022 ha supuesto un serio retroceso para la estrategia de transición energética trazada por el Gobierno, en un ámbito demasiado difícil por el conflicto armado en Ucrania, entre otros muchos causantes. El peso de las energías renovables en el mix eléctrico ha reculado hasta el 43,7%, prácticamente cinco puntos menos que el año pasado y la cifra mucho más baja desde 2019. Además de esto, los ciclos combinados, que emplean gas natural como comburente, fueron por vez primera la primera fuente de generación.
Específicamente, el 26,2% de la demanda de electricidad en todo el año fue cubierta merced a las plantas de período mezclado, que produjeron 60.599 gigawatios/hora (GW/h), su máximo histórico. A pesar del fuerte impulso en las últimas semanas del año, merced a las fuertes ráfagas de viento que se brindaron, la eólica cedió el 1° puesto y produjo el 25,8% de la electricidad consumida en el sistema peninsular en 2022.
Inesperado avance del carbón
La inclinación no es única del ejercicio que termina de finalizar. Desde 2019, la generación de electricidad en centrales de período mezclado se ha alto un 18,5%; en exactamente el mismo periodo de tiempo, los parques eólicos instalados en el sistema han producido un 12,7% mucho más.
Asimismo ha supuesto un notable revés para la plan de actuación de la transición energética el fuerte aumento experimentado por la producción en centrales térmicas de carbón, a pesar del cierre de un óptimo número de estas plantas a lo largo de los últimos años.
Evolución truncada
Según las cantidades de Redeia (la novedosa denominación de Red Eléctrica), el volumen de electricidad generado con carbón, entre las fuentes con mayores emisiones de gases contaminantes, se ha aumentado un 56,3% con relación a las cantidades del pasado año, hasta lograr los 7.717 GW/h, que representan un 3,3% del total (en frente de solamente un 2% de 2021).
Desde el año previo a la llegada de la pandemia no se registraba un porcentaje tan achicado de generación por medio de fuentes renovables. Aquel 2019, la cifra solamente superó el 38% y, da partir de entonces, el progreso había sido destacable, nada menos que de diez puntos, hasta el 48,4% que se dio el pasado ejercicio.
Propósito distanciado
El retroceso complica el propósito contemplado en el Plan Nacional Que viene dentro de Energía y Tiempo, que establece lograr una proporción de electricidad generada desde fuentes renovables del 74% en el año 2030, en el momento en que concluye su vigencia.
Aparte de las secuelas para el diseño del futuro mix eléctrico, la influencia asimismo fué económica, si bien paliada por el acuerdo logrado por los gobiernos de España y Portugal para limitar el valor del gas para generación eléctrica, con el razonamiento de que la Península Ibérica forma una isla energética gracias a sus pocas opciones de conexión con el resto de los sistemas de europa.
Efecto en los costos
La llamada “salvedad ibérica” ha moderado claramente unos costos de la electricidad que hasta su entrada en vigor, cerca de mediados de año, habían marcado registros históricos, con medias superiores a los 300 euros por megawatio/hora en el primer período de tres meses.
El aumento se debió exactamente al empleo masivo de gas para la producción, una inclinación que siguió una vez que se consumara el acuerdo en el seno de la Unión Europea y que mantuvo los costes holgadamente sobre los 150 euros por MW/h, con la salvedad de los últimos días del año.
La combinación de la fuerte entrada de la eólica en el mix y la reducción de la demanda por los festivos hizo caerse los costos hasta los mínimos de los últimos trimestres.
Aparte de estos elementos, la plan de actuación desarrollada por el Ministerio de Transición Ecológica asimismo puede verse trastocada por el colapso en el desarrollo de tramitación de nuevos puntos de conexión. El apogeo de la inversión en renovables y los varios procesos burocráticos hicieron que, hoy en dia, cerca de 80 MW de capacidad instalada estén en el aire y logren irse al limbo si no se desbloquea su tramitación.
Inseguridad jurídica
El bloqueo administrativo se encuentra dentro de los elementos de inseguridad jurídica que provoca que las compañías hayan favorecido otros mercados en el momento de hacer sus inversiones en activos de bajas emisiones.
En especial importante fue el resultado de la última subasta pública de aptitud renovable que se festejó, donde la mayor parte quedó desierta frente la carencia de interés de los inversores.