Las ideas de bombero son consubstanciales al procesismo, y unicamente se distinguen unas de otras por el calibre de cada salida de pata de banco. Fijémonos en la reacción del lazismo institucional a la cima hispano-francesa de este jueves. Primero observemos la del partido que rige hoy en día la Generalitat, ERC: ahí se han repartido los papeles y mientras que Aragonès asiste al paripé presidencial con los primordiales representantes de los 2 Estados que le oprimen, España y Francia, su jefe, el santurrón Junqueras, se dispone a sumarse a la manifestación de queja convocada por Òmnium, la ANC, Junts y la CUP. La incoherencia no puede ser mayor y me recuerda la actitud de un célebre editor de comics español, ahora fallecido, quien, para justificar una deuda que tenía con un editor francés, dio con la próxima fórmula: “Yo soy 2 personas, el hombre y el editor. El editor, precisamente, te debe dinero, pero el hombre no te debe nada. Hay que entender distinguir a uno del otro”. Cuentan quienes fueron a similar exhibe de desfachatez que el editor francés se quedó, como dicen los americanos, flatfooted y sin comprender de qué manera reaccionar. La actitud de ERC va en esa línea por la parte de sus 2 primordiales mandamases: uno va a la asamblea de yerras y el otro se ausenta de ella para boicotearla mejor desde la calle. Iniciativa de bombero. Exhibe de desfachatez. Llámenlo como deseen, pero el término se las trae.
Y a la jefe de la ANC, Dolors Feliu, no se le pasó por prominente similar exhibe de incoherencia. De ahí que pide al Petitó de Pineda que dé plantón a los opresores o que, en su defecto, se que se encuentra en la asamblea y, en el instante menos planeado, saque y despliegue una estelada a fin de que televisión3 recoja la performance convenientemente (y, a ser viable, sin que suene en ese instante el hit de Paquita la del Vecindario Rata de 2 patas, como le sucedió últimamente a Puigdemont en el software Planta baixa: no sé si se trató de un fallo o del sabotaje quinta columnista de algún usado sin temor a que lo expedienten, pero, en todo caso, pienso que la cosa contribuyó a ese deseo del directivo del ente, Sigfrid Gras, expresado en este períodico, de recobrar el público perdido por la tabarra del prusés; en un caso así, pienso que se perdió la posibilidad de poner como fondo sonoro de los anticumbre en frente de las columnas de Puig i Cadafalch el tema de los Fun Boy Three The lunatics have taken over the asylum (Los locos se han apoderado del psiquiátrico) o, en su defecto y a fin de que todo el planeta lo comprenda, La banda está borracha, del inolvidable Sacha Distel, preferentemente en la versión de españa de Luis Aguilé, que en paz descansen los dos.
Como Aragonès se presta serenamente a la esquizofrenia de su partido (el número uno a la mani, el número 2 a chupetear asamblea), la señora Feliu ha iluminado una opción alternativa que a ella se le debe antojar magistral, que es la de que el president se presente con una estelada en la cima hispano-francesa. El inconveniente está en dónde meterse la estelada en espera de exhibirla, pero eso tiene simple solución: es suficiente con que el Petitó de Pineda se la anude al cuello, en plan cubierta de súper héroe, y se muestre de esa guisa en la asamblea: si logra no ofrecer la espalda en ningún instante a Sánchez y Macron, hasta posiblemente pase inadvertido y la cubierta estelada adquiera una condición subliminal solo captada por el público y las cámaras. Habría que seleccionar, eso sí, una estelada a medida de Aragonès a fin de que no la vaya arrastrando por ahí tal y como si fuera la cola de un vestido de novia. ¡Solo faltaría que tropezara con su bandera y acabara dándose de bruces frente a las miradas de estupor de Sánchez y Macron!
Las ideas (por llamarlas de alguna forma) del lazismo son de traca. Unos procuran estar en misa y repicando. Otros eligen por montar una performance absurda y también intempestiva. Lo mucho más habitual sería que todos reconociesen que el presidente de la Generalitat, como primordial gerente del Estado (opresor, evidentemente) en Cataluña, está obligado institucionalmente a ejercer de anfitrión, pero temo que eso sería bastante soliciar a una gente que vive en la inopia y que piensa que alcanzó la independencia y solo queda el simple trámite de implementarla.
En resumen… Por ahora, canten conmigo: “Lo que ocurre es que la banda está borracha, está borracha, está borracha…”.