Distanciado del bullicio de las enormes urbes, pero bien situado, el recién estrenado Museu En todo el mundo del Titella de Catalunya-Teia Moner (MIT), en Palau-solità i Plegamans (Barcelona), es el nuevo espacio de exposición, conservación y estudio de los títeres de todo el planeta. No hay nada igual en la red social autónoma. ¿Por qué razón? Absolutamente nadie tiene la contestación, y eso que Cataluña bebe de una enorme tradición titiritera y teatral. Entre los objetivos del MIT es, por consiguiente, sacar de las cajas todas y cada una estas figuras. O las que quepan en el recinto, que se está quedando pequeño para todo el material que hay.
Ubicado en la restaurada masía de Cánido Falguera (siglo XIV), en la urbanización homónima de Palau, el MIT en seguida da pistas de lo que almacena dentro suyo. Solamente ingresar en el vestíbulo, a la izquierda, al lado de la puerta, se exhibe un títere ceremonial de Malí, que da cuenta del carácter en todo el mundo de la salón. A la derecha, Berta (Menuda) i Avi, marionetas que representan a una pequeña y a un señor mayor, como exhibe de que la exposición es para todos y cada uno de los públicos. Y, a su lado, Tomàtic, entre los simbólicos individuos del programa infantil de televisión3 de la década de 1990. Comienza el paseo, y cabe la oportunidad de llevarlo a cabo con los comentarios de sus promotores, la titiritera y autora polifacética Teia Moner y Miquel Espinosa. “Somos coleccionistas, y menos mal que toda vez que hemos conseguido una parte hemos anotado los nombres, lo que nos ha facilitado la exhibición”, enseña ella.
Teia Moner con uno de sus títeres preferidos, de Madeleine Lloris / CG
Diferentes géneros de manipulación
En exactamente la misma planta baja, la próxima escena que halla el visitante es el rincón de los cuentos. Su nombre deja poco margen a la imaginación, pero, paradójicamente, lo que allí se muestra sí deja fantasear a pequeños y mayores: una compilación de cuentos infantiles y toda clase de títeres que van de los cajones de una cómoda que Moner heredó de su abuela. No faltan el demonio, la hechicera, el dragón y el lobo, individuos muy populares por el público. Y, a 2 pasos, entre los muñecos que mucho más maravillan a los pequeños de la vivienda: una suerte de reptil sentado en la taza de un wc… con sorpresa incluida. Por ejemplo maravillas, antes de subir al piso de arriba, resaltan el Quijote y el Sancho que actuaron en la Expo de Sevilla de 1992, y que dejan ingresar en otro de los puntos de este arte, el de los materiales empleados. “Somos los primeros recicladores de la historia”, cuenta Moner, mientras que exhibe que la lanza del personaje cervantino está llevada a cabo con un taco de billar y una flanera. Sin embargo, hay cosas que sí las adquieren, si bien entonces las alteren.
Cada rincón de la masía está aprovechado. No es para menos. La compilación del MIT sobrepasa las 800 piezas, de las que unicamente se dan a conocer unas 150. En las escaleras, en verdad, hay otra buena exhibe de títeres, entre aquéllos que resaltan los individuos de Mafalda, conformados por Romà Martí, entre otros muchos que asimismo hacen tomar conciencia de que sólo algunas de las figuras se manejan de la misma forma. Hay títeres de dedo, de guante, de hilo (marionetas), de varilla, robots, marionetas llevadas, objetuales… la pluralidad es gran. Según especifican, además de esto, “cada cultura luce por un género de manipulación”, y la técnica catalana es única en el planeta: los muñecos están diseñados a fin de que tres dedos mantengan la cabeza –de ahí que tienen hombros mucho más anchos– mientras que el pulgar y el meñique hacen de brazos. Pero ahora hay muy poca gente que se dedique a ella y puede ocultar. De esta manera, entre los objetivos del museo es “ofrecerle visibilidad”. Tiene un espacio guardado. Como asimismo hay una salón donde se dan a conocer ciertas coloridas y premiadas producciones de exactamente la misma Teia Moner.

Una exhibe de títeres hechos con la técnica catalana / CG

Teia Moner con 2 de sus producciones, la cupletera Hermosa Purita y Mosquitero / CG
Guiñol, la estrella de la compilación
“Entre las especificaciones del MIT es que las piezas se reúnen por técnicas de manipulación, tal es así que eso deja equiparar las piezas y las técnicas dependiendo del país, y asimismo nos asiste a conocer una parte de la evolución histórica y popular de los países de origen”, enseña Moner. Por poner un ejemplo, sólo algunas de las sombras chinescas proceden de China. El museo asimismo muestra siluetas de Tailandia, Java, Bali, Grecia y Turquía, entre otros muchos sitios. Y se aprecian diferencias de manera y de color, en función de lo que explicaban, ahora fuera cuestiones similares con lo divino o situaciones costumbristas.

Sombras chinescas de diferentes sitios de todo el mundo / CG
Pero, indudablemente, la estrella de la compilación es el Guiñol (parte de 1810), personaje desarrollado adjuntado con otros (como Gnafron) por Laurent Mourguet, un mercader de seda que debió reinventarse frente a la crisis del campo derivada de la Revolución Francesa y que acabó como dentista. Para llevar a cabo mucho más llevadero el mal trago a sus clientes del servicio, primero contó con un ayudante que los entretenía, pero como con frecuencia se quedaba dormido por su afición al alcohol, Mourguet se las ingenió y creó estos individuos de lona y madera con los que distraer a los ciudadanos que se ponían en sus manos a fin de que les arrancase los dientes. Sus representaciones, que por su experiencia propia centró en la crítica del poder –la censura le forzó a redactar sus proyectos, lo que dejó la aparición de los primeros contenidos escritos de teatro de títeres–, difieren de las que se efectuaban en otros puntos de todo el mundo. Además, los personajes principales de este arte asimismo cambian de nombre en función de su sitio de origen, y habitualmente se han lexicalizado: Guiñol (Francia); Polichinela (Italia), mucho más obscuro, basado en la desaparición, en los demonios, en el mal; Punch and Judy (Inglaterra), individuos de los títeres de cachiporra; Kasper (Alemania); Mamulengo (Brasil)…

Los títeres Guiñol (i), estrella del MIT, y Gnafron (d) / CG
Herramienta terapéutica
La exposición acaba con otra selección de bienes como títeres del teatro de marionetas de agua de Thang Long de Hanoi (Vietnam) –que los autores debieron vender por inconvenientes económicos–, pupis sicilianos, marionetas checas, de India… Y, como conclusión, un espacio guardado a estos muñecos como herramienta didáctica y terapéutica, por el hecho de que asimismo se emplean para estos realizados, y no solo para diversión –o pedagogía, como otrora, en el momento en que se explicaba la religión desde las marionetas–. “Procuramos títeres con historia, que la tengan ellos o que la expliquen” sobre la vida y las prácticas de sus países o de sus manipuladores y constructores, afirma.

Marionetas de agua de Vietnam / CG
Eso sí, con el pensamiento puesto en “la razón de ser” del MIT: custodiar, organizar, interpretar, estudiar y exhibir esa riqueza que contribuye a entender de qué manera la imaginación habitual y erudita enfoca su situación a los niveles desde el criterio plástico. Así, la masía de Cánido Falguera se convirtió en un lugar al aire libre en el que las compañías tienen la posibilidad de ceder o conceder sus piezas mucho más importantes; un espacio donde impulsar la técnica del títere catalán; un foro de discusión de promoción del títere como herramienta didáctica y terapéutica; un campo de investigación, y una esfera que contribuya al fortalecimiento de los valores humanos y la entendimiento recíproca entre pueblos. Todo ello desde Palau-solità i Plegamans, pero con vocación de proyección nacional y también en todo el mundo.

Títeres usados como herramientas terapéuticas / CG